(Sur)realista como la vida misma

 
 
No es por el perro ni es por el gato; hoy es por todos. Es por esos animales a los que se abandona cuando dejan de ser unos adorables cachorros o resultan demasiado revoltosos para sus dueños. Es por esos otros que mueren atropellados. Por aquellos a los que se tortura para seguir con una macabra tradición. A los que se da caza ilegal. Es por los que viven en una jaula, por los que nunca conocerán la libertad. Por esa mascota que espera a su dueño bajo la lluvia, la tormenta, la soledad. Por esos seres vivos con alma y corazón que en tantas ocasiones se han jugado la vida por proteger a los hombres.

¿Y qué hacemos a cambio los hombres? La mayoría contribuyen a crear esa diferencia entre humanos y animales, cuando yo tengo muy claro que nos hemos equivocado a la hora de repartir las etiquetas. Tuve un perro que por protegerme hubiese atacado a quien quiera que intentase hacerme daño.  Tengo un gato que huele las lágrimas y antes de que broten ya ha venido a mi regazo. He visto gorilas haciendo un corte de mangas porque se negaron a darles pipas. Hasta canarios que saben dar besos.
Entiendo que hay que controlarlos, que el lobo no se coma nuestras ovejas o que toque cazarlos como ellos nos cazarían a nosotros. Lo que no entiendo es que el cazador disfrute matando, y mucho menos a los ilegales que lo hacen sin necesidad alguna, solo por diversión. Que se use a perros o gallos para las peleas, hasta que mueran desmembrados sin piedad alguna. Que el torero juegue y haga negocio a costa del sufrimiento y la muerte del toro, quien mucho dudo merezca un final tan cruel. 
Mientras tanto, nuestras calles quedan infestadas de criminales a los que nadie da caza, con los que nadie practica ningún tipo de tortura porque al parecer la ley considera que merecen estar libres y seguir con sus vidas sin importar cuántas se hayan cobrado.

A más de uno me gustaría plantarle delante de los ojos de un animal y preguntarles si no sienten nada. Si no hay vida, si no hay alma. Si ese ser vivo que tienen delante no merece pasar sus años de un modo igual de digno que cualquiera de nosotros. De dónde sacan la poca humanidad para matar a uno de ellos sin motivo alguno, por diversión o por capricho, y dormir con la conciencia tranquila por las noches sin considerarse asesinos.

Ya hace medio año que envenenaron a mi perro, mi hermano, mi compañero. Y no me avergüenza confesar que su vida valía más que la del hombre que lo mató. Que ni es hombre, ni es persona.
Él es el animal.



Os dejo un pequeño cortometraje tras el salto; no tiene desperdicio.








Recuerda que también puedes seguirnos en twitter o google+ !

6 comentarios:

  1. No entiendo la gente que tiene una mascota y la maltrata. Por supuesto, no entiendo nadie que maltrata o mata un animal, por diversión, por ocio o por cultura. Ninguna razón me parece suficiente. Pero aún entiendo menos esa persona que teniendo un animal, cuidándolo, es capaz de pegarlo. Aquel hombre que levanta una mano a un compañero, porque se cree superior. Y yo me pregunto si es tal la inseguridad que siente que necesita dañar a un ser que sería incapaz de devolvérselo.

    Siento lo de tu perro. A mi me envenenaron un gato cuando era pequeña. La gente, simplemente, no tiene alma.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si no sienten nada al herir a una criatura indefensa poco deben valer como personas. Y al contrario; creo que un amigo de los animales tiene todas las papeletas para ser una bellísima persona.

      Siento lo de tu gato también. Un beso.

      Eliminar
  2. Hola, que fuerte. De verdad me duele mucho este tema. Cuando niña tenia una gata a la cual mataron. Amo los animales y no puedo aguantar cuando alguien les hace daño, o no los cuida o no los alimenta. Tengo dos gatas, y soy muy sobre protectora con ellas, son mis niñas. Ojala todo el mundo pensara como nosotras, pero desgraciadamente hay "personas" que lastimas a estos seres indefensos. Un saludo grande, y siento lo de tu perro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se necesita haber amado a un animal para saber lo que es, muchos no lo sabrán nunca. Su cariño es más incondicional que el de cualquier persona y se hacen querer a rabiar... por eso jamás podré entenderme con los que defienden que hacerles daño es algo natural o una tradición respetable.

      Siento lo de tu gato; yo ahora tengo una gatita negra y la verdad que te entiendo a la perfección; es la reina de la casa.
      Un saludo.

      Eliminar
  3. Ay, lloro. Todo lo que has dicho, todo, es cierto. Hace algunos años envenenaron al perro que más adoré en mi familia, ni siquiera era mío, era de mi tía, pero cada vez que yo iba a pasar los fines de semana para allá él vivía pegado a mí. Era un amigo, de verdad. Lloré muchísimo su muerte. Pero creo firmemente en que todo lo que uno hace en la vida tiene su efecto de rebote, que hay alguna fuerza en el universo que equilibra las cosas, aunque sea por simple física, no sé. Lo del gato que huele las lágrimas antes de que broten es cierto, el mío es así también. Ánimos, tu perrito seguro fue muy feliz el tiempo que pasó a tu lado. Y los infelices, se cavan su propia tumba solitos, hay que dejarlos que sigan su camino en bajada nomás. Un abrazo ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que mensaje tan precioso, gracias. Me encanta recibir respuestas de gente que sabe perfectamente de lo que hablo. Mi perro fue uno de mis mejores amigos, si. Estaba agonizando y sacó fuerzas para levantarse y acercarse a saludar una última vez. De esos gestos que te desgarran el alma porque sabes que se está intentando despedir de ti, sabe que se muere, y te preguntas qué clase de criatura inhumana es capaz de algo así. Pero lo pagarán, descuida. Quien mató a tu perro, al mío. Tarde o temprano todo tiene su equilibrio.

      Eliminar