Reseña: Fuera de quicio, de Karen Joy Fowler

 ¡Cuervos días!

La reseña de hoy va a ser complicada como poco, ya que la recomendación de su autora es empezar a leerla sin tener ni idea de su trama y así dejarnos sorprender por sus impredecibles secretos. ¿No os pica la curiosidad? Así que yo voy a respetar esa decisión dejando una sinopsis de lo más escueta:

"Una historia inspiradora que apela a la dignidad de los animales como reflejo de la dignidad de las personas. Una novela maravillosamente entretenida sobre las extrañas formas del amor, la familia y la nostalgia."

Pero no sería una reseña si no hablara de lo que he encontrado en el libro y lo que a mí me ha provocado, así que haremos una cosa: Empezaré respetando todos sus secretos y, llegados a un punto, podréis dejar de leer o seguir hasta el final bajo vuestra propia responsabilidad.

La historia está narrada desde el punto de vista de Rosemary, quien nos irá introduciendo poco a poco en su familia para dar a conocer a sus padres y sus dos hermanos, Lowell y Fern. Aunque hay constantes saltos para ser partícipes de su infancia y desarrollo hasta la madurez actual en la que se encuentra, el ritmo nunca decae y el libro sabe mantenerte en vilo sin destapar más de lo necesario. Que Rosemary y Fern eran íntimas, que Lowell parecía querer a Fern más que a Rosemary... y todo esto nos llevará al gran descubrimiento de que hay un miembro de la familia que actualmente ha desaparecido, y otro que ha decidido largarse. ¿Quiénes? ¿Por qué?

Podría ser un thriller si lo dejamos aquí. Pero después entra en marcha otro de los pilares de la historia, y es la profesión de los padres: Científicos. De hecho se creen absolutos amantes de los animales, pero una vez empezamos a ver la clase de experimentos que llevan a cabo es imposible no sentir un nudo en el estómago y preguntarnos si todas esas pruebas, que al fin y al cabo suceden en la vida real, son necesarias y no deberían ser clasificadas de crueldad o maltrato animal. Son muchas las ocasiones en la que Karen parece plantearnos ese debate, dar pie a la reflexión y empezar a tensar la soga de una historia que toma un curso diferente al esperado. Eso sí, que nunca falte la clave de humor. Vivimos tan ciegos durante las primeras páginas que cada anécdota de Rosemary nos resulta entrañable y graciosa... hasta que finalmente se anima a contarnos la verdad. SU VERDAD. Ese secreto del que no hemos sido conscientes, que ella ha ocultado, y que quizá pocos lectores logren adivinar a menos que hagan trampas y se lean la sinopsis de la novela.

¿Queréis saber de qué secreto os hablo? Pues se apagan las negritas, en el siguiente párrafo no resaltaré el texto y quien sienta curiosidad que se pille la novela para vivirla con todas sus incógnitas, no hace falta seguir leyendo. Si por el contrario quieres leer y que te cuente de qué secretos se trata para ver si así terminas de descifrar si esta historia es o no para ti... bien, sigue leyendo. Nada de lo que diga te destripará el final de la novela, eso por descontado.

Fern no se fue de casa por voluntad propia, se la llevaron. Acabará en un centro de rehabilitación... pero para primates. ¿Cómo? ¿Por qué? Bueno, pues porque Fern es un chimpancé. Sus "padres" la adoptaron como parte de un experimento, querían que creciera con sus hijos y evaluar su comportamiento, su evolución, tanto en Fern como en la pequeña Rosemary. Vivieron tan unidas que su ausencia es un trauma difícil de sobrellevar, aún recuerda su olor, sus juegos... y cuando descubre que Fern no está en la granja que sus padres prometieron, sino en una jaula... al fin descubre por qué su hermano Lowell se fue de casa, incapaz de vivir una mentira. De seguir allí sabiendo que su hermana Fern estaba siendo tratada como a una bestia. ¿Qué haríais vosotros? ¿Os imagináis una situación semejante?

Con un lenguaje sencillo pero emotivo, profundo, cargado de mensajes inolvidables y reflexiones necesarias, "Fuera de quicio" es una exaltación sobre los derechos de los animales equiparándolos a los de las personas. Y es que como dicen por ahí... es más importante "ser", que "humano". 

8 comentarios:

  1. Hola!!
    No conocía el libro, pero por el momento no creo que me anime a leerlo.
    Gracias por la reseña.
    Un saludo :)

    ResponderEliminar
  2. Holaa
    Me ha enamorado la portada, mucho^^ Apuntado me lo llevo.
    Un besito

    ResponderEliminar
  3. Hola! No lo conocía y pese a que no es mi estilo de lectura se ve interesante!

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  4. Hola hola!!

    Pues yo tampoco conocía este libro y como he seguido leyendo hasta el final, porque tengo algo de masoca, me he quedado un poco blanca. Esta historia es un poco turbia ¿no? Vamos que dan un miedito esos padres que no veas...

    A mí me gustan las historias diferentes y que me sorprendan así que anotada me la llevo ;)

    Besitos

    ResponderEliminar
  5. Me he saltado el párrafo final para "respetar" un pelín el deseo de la autora y por si decido a leermelo, porque por un lado me pica la curiosidad (me gusta eso de que se respete la vida de los animales), pero el tener que verles sufrir no sé si lo soportaría...
    un besazo

    ResponderEliminar
  6. ¡Hola!
    Qué libro; vaya, me resulta algo pesado en estos momentos, así que quizás en un futuro próximo lo lea.

    ¡Abrazos!

    ResponderEliminar
  7. Hoooola Meg!!!

    Pues mira, con esa sinopsis que has dejado, me leería el libro con los ojos cerrados. Todo lo que sea respeto a los animales, a su cuidado o al medio ambiente me tira, me gusta y lo encuentro necesario en una sociedad en la que se desprecia a la naturaleza, que es al fin y al cabo la que nos permite estar vivos.

    El 'pero' viene con los saltos en el tiempo, porqué a mi sinceramente, como lectora me molestan más que otra cosa. Aquí por lo que veo, después de leerte hay un dilema muy pero que muy suculento conforme a ética y moral. Es ético matar a un animal que sufre igual que lo hacemos nosotros? Y si cambiamos las tornas y es un ser humano. Hay un documental que trata sobre eso. Se llama 'Empatía'. Una capacidad en peligro de extinción en los homo sapiens de la sociedad actual (me niego a llamar humanos o personas a algunos seres de dicha especie visto la crueldad con la que actúan). La empatía no se enseña en las escuelas, porqué 'no hace falta' y ya te programan para solucionar y que trabajes en pos de un mercado competitivo en el que cuanto menos sientas, y más produzcas y menos pienses, mejor. Me estoy yendo por las ramas, pero lo tenía que soltar, porqué creo que la perspectiva no deja de ser un reflejo de lo que nos estamos convirtiendo.

    No sé si lo he dicho alguna vez pero yo no como carne. A no ser que no me quede más huevos. No me gusta comer animales, porqué pienso que tienen el mismo derecho a vivir que nosotros. También encuentro muy hipócrita que se adore a los perros y a los gatos y en cambio, se creen por ejemplo, tumores a ocas y patos para hacer la mierda del foie gras, por poner un ejemplo. Yo he tenido compañeros patos. Gallos y gallinas. Perros. Gatos. Gusanos de seda. Todo tipo de animales con plumas. Tortugas. Y todos y cada uno de ellos son lo más agradecido que te puedas echar en cara. No puedo decir lo mismo de muchos humanos que conozco.

    Dejo ya de darte la chapa. He leído lo de Fern y me causa una profunda repulsión. No voy a zoos ni acuarios por la misma razón. Porqué considero que si a un sapiens no le gusta estar enjaulado y que todos lo miren las 24 horas, a un animal, sea la que sea su especie, tampoco. Genial libro para abrir los ojos. Gracias por traerlo y darlo a conocer. ♥ Se va directo a goodreads.

    Un besote enoooorme!!! ♥

    ResponderEliminar
  8. Hola!!
    Si soy sincera por la portada hubiera pasado del libro, pero leyendo la reseña me ha sido imposible no interesarme por el libro, asi que apuntado queda. Una trama muy interesante.
    Besitos

    ResponderEliminar