domingo, febrero 18, 2018

Reseña: El último día de un condenado a muerte, de Victor Hugo

¡Cuervos días!

A Victor Hugo siempre le gustó escribir desde un punto de vista crítico, y en la mayor parte de sus obras es la sociedad quien acaba bajo su lupa. Aquí, sin embargo, riza aún más en rizo y nos invita a pasar junto a un condenado a muerte sus últimas semanas. No conocemos su delito. No conocemos su identidad. Así que... ¿Por qué está ahí? ¿Es tan diferente de nosotros? ¿Merece su crimen ser castigado de un modo tan inhumano?


"«¡Condenado a muerte! Hace cinco semanas que vivo con este pensamiento, siempre a solas con él, siempre con su helada presencia...» Estas son las palabras que dan inicio a "El último día de un condenado", novela en la que Victor Hugo consigue trasladar al lector hasta límites insospechados toda la soledad, el horror y la angustia del anónimo hombre que espera su fin a manos del verdugo una vez sentenciado por la justicia. En este alegato contra la pena de muerte, el autor de "Los miserables" consigue dejar patente que en determinados casos la ficción tiene más fuerza que la realidad."

La vida parece mucho más fácil vista desde fuera, ¿No es cierto? Como en una representación. Es por eso que Victor Hugo decidió meternos entre rejas junto a un condenado a muerte para lanzar su debate más duro y comprometido. ¿Es necesaria la pena de muerte?

Fueron muchas las veces que tuvo que ser testigo de cómo la guillotina segaba las vidas de los condenados en París. Era un escenario dantesco que lo conmocionaba y torturaba durante días, ya que no veía qué placer proporcionaba "dar ejemplo" a base de sadismo. Quizá por eso se decidió a escribir ésta obra, que en un principio sólo pretendía generar una necesaria reflexión y que, con el tiempo, se ha convertido en un alegato apto para todas las épocas donde el autor se posiciona en contra de la pena de muerte y nos obliga, nos guste o no, a replantearnos si es ese un modo humano de condenar, de juzgar, de progresar... o por el contrario nos convierte en verdugos tan fríos e inhumanos como aquel que se disponía a segar la vida de nuestro protagonista.

¿Están seguros de que no se sufre? Que se sepa, nunca una cabeza cortada se ha levantado de la cesta y gritado al pueblo... ¡No duele! ¿Acaso los que han muerto así han vuelto para dar las gracias y decirles: Es un buen invento, estad tranquilos?

A lo largo de la obra lo vemos perder la esperanza, recuperarla, añorar su infancia, lamentarse por su familia, sufrir paso por paso todos los preparativos para su inminente final. Fantasea con el indulto, pero no cree que se lo concedan. Al menos han puesto a su disposición papel para que pueda expresar sus pensamientos, y lo hace hasta el mínimo detalle. ¿Acaso tiene otra cosa en la que entretenerse? Su cabeza no deja de dar vueltas a la perturbadora situación que está viviendo. La novela es, de hecho, los textos que el propio reo escribe durante su cautiverio y que espera poder hacer llegar a alguien que los sepa interpretar.

Como lector es imposible no verse obligado a tomar partido de las reflexiones con las que Victor Hugo nos va tentando. Quizá hay otra forma de hacer las cosas. Una en la que no nos recreemos tanto en el sufrimiento ajeno, disfrazándolo de purga.

Y sin embargo, miserables leyes y miserables hombres. ¡Yo no era malvado!

Respecto a la narrativa de Victor Hugo y su maestría a la hora de adentrarnos en la mente de un preso... sinceramente, sin palabras. Es un autor del que siempre disfruto muchísimo y al que recomiendo leer con calma, porque aunque en éste caso se trate de una obra breve, todas sus palabras dejan un poso digno para el recuerdo. Pocos autores han hecho un retrato tan poderoso sobre la deshumanización y la apatía hacia el prójimo, haciéndonos indiferentes cuando el problema no nos afecta directamente.

En ésta edición concreta, además, aparece un epílogo narrado de un modo teatral donde vemos las reacciones de diferentes personajes a la lectura de la obra. ¿Se puede ser más genial? Victor Hugo hace autocrítica y se reafirma así en su postura, dejando claro que no podían importarle menos las opiniones de sus sucedáneos y que ésto es, les guste o no, una realidad que merece ser expuesta. Ahora queda en nuestra mano leerlo, reflexionar, y juzgar. Porque los tiempos habrán cambiado, sí.
 Quizá ya no decapitemos a nadie, pero no por ello hemos progresado. Aún queda mucho en esta obra que nos recuerda a la triste realidad en la que vivimos. Y no hay nada más duro que reconocerlo.





14 comentarios:

  1. Sí que da para pensar el tema. Y tiene mucho valor que decidiera alzar la voz (o la pluma) en contra de la opinión popular en su tiempo.
    Tengo que reconocer que no he leído nada del autor y que querría empezar con Los miserables.
    De este tema tengo muy presente Del color de la leche, me impactó mucho.
    Besos

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    1. Muy de acuerdo. Pues me apunto ese título porque no lo he leído. "Los miserables" fue mi primer acercamiento a Victor Hugo y reconozco que me encantó pese a su amplia extensión que a muchos ha llegado a echar para atrás.

      Un beso!

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  2. ¡Hola!

    Me interesa mucho el tema y creo que un libro que reflexione sobre esto es de lo más interesante. Lo tengo pendiente desde hace tiempo, además, siendo tan fino me anima pensar que no se me hará tan cuesta arriba como otras lecturas del autor xD

    ¡besos!

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    1. Exacto jajaja la verdad es que "Los miserables" (Supongo que es a la que te refieres) es larguísima, hay que leerla con muchas ganas y calma. Ésta, por el contrario, se lee muy rápido y no necesita de tanta concentración, la prosa es bastante amena, créeme.

      Un abrazo!

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  3. ¡Hola!

    No conocía la obra, pero al leer tu reseña, por un momento sentí la angustia al ponerme en los zapatos del protagonista. No he leído nada de Víctor Hugo, así que no dudo en ponerme con esta lectura 💕

    ¡Saludos!

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    1. Angustia es desde luego la palabra, si. Y a veces es necesario un ejercicio como ese para concienciarnos un poco sobre todo lo que creemos conocer y no conocemos en absoluto.

      Un beso!

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  4. Una obra breve sí pero de una intensidad asombrosa; lo leí hace mucho y me impactó una barbaridad.
    Besos

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    1. Entonces creo que hemos compartido impresiones, Inés. Desde luego no te deja indiferente.

      Un beso!

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  5. Hola guapa!!

    No he leído nada de este autor, pero este era uno de los títulos que tenía en mente para comenzar con él. El tema tiene miga...y efectivamente hoy en día sigue siendo un tema muy controvertido que me interesa, así que estoy segura de que lo disfrutaría mucho. Así que cuando lo lea (ya sabes que esto depende más de mi lista de pendientes) ya tengo a alguien con la que compartir opiniones ;)

    Besotes

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  6. Hola! No conocía el libro pero la verdad es que tiene buena pinta así que no lo descarto. Muchas gracias por tu reseña, me alegra que te haya gustado.

    Un saludo!

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  7. Hola guapa, supongo que sería una buena lectura para iniciarse con Victor Hugo si dices que es más breve... pero no sé si tengo ánimos... jeje...
    Un besazo

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  8. Hola ;)
    No la he leído pero no me importaría hacerlo. Vaya carga más reflexiva.
    BEsos.

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  9. Un libro para tomarse con calma y reflexionar.
    Un beso ;)

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  10. Hoooola Meg!!!

    Vivan los clásicos!!!

    De Victor Hugo tengo en la estantería Los Miserables y todavía no lo he empezado. Es un volumen que tiene un porrón de años y que si se estropea a mi me da algo.

    Como bien has dicho, Hugo escribía repartiendo galletas para todos. A la derecha, a la izquierda, tenía de chocolate, con avena, de nueces pacanas, con la mano abierta, en modo pingüino. A este señor le gustaba arrear más a la sociedad que un palo un tonto, y por eso es tan genial. No dejaba títere con cabeza. Mal chiste teniendo en cuenta la sociedad de la época. Lo cierto es que eran muy bestiajos. Vamos, que básicamente a quién no le gustaba, quitaban de en medio y más si no tenías influencia o conocidos.

    Yo sinceramente creo que es un debate que a día de hoy sigue vigente. Hugo era un visionario en el aspecto social, y mira, no iba tan equivocado. Todavía hay acaloradas discusiones sobre el tema en pleno siglo XXI.

    Además para más inri ese elemento llamado guillotina lo inventó un cirujano. Me ha parecido siempre horrible. No sé como en esa época lo veían ejemplarizante, ellos que se jartaban de tener ‘estilo y ser fisnos’. Además la historia de la Revolución francesa nos enseña que pagan justos por pecadores. Se cargaron a Lavosier, por ejemplo, un magnífico científico, no por cometer delito, sino por tener ideas políticas diferentes. Y al final, mira, el que indujo a tal matanza, acabó igual que los que se había cargado. Creo que hay otras formas de aplicar una castigo ejemplarizante sin tener que usar la misma bajeza inhumana y violenta.

    Gracias por tu reseña y comparto todas y cada una de las opiniones que has expuesto. Te ha quedado genial!

    Un besote enooorme!!! ♥

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