Reseña: Una noche en el paraíso, de Lucia Berlin

¡Cuervos días!
Hace poco se editó un segundo libro con algunos de los relatos póstumos de Lucía Berlín, una de esas autoras que desgraciadamente encuentran su mayor éxito mucho después de su muerte. El anterior volumen fue todo un éxito literario, y aunque vengo a hablaros de "Una noche en el paraíso", también me apetecería aprovechar para daros a conocer a ésta autora a todos los que aún no la conocéis.

"Hace pocos años, una colección de relatos de una escritora ya desaparecida y casi olvidada sacudió el panorama literario mundial. Era Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin, quien alcanzó entonces el lugar que le correspondía: se convirtió en la escritora favorita de la prensa y los lectores, el título fue libro del año para los medios y su peculiar estilo se vio comparado con el de Raymond Carver o Charles Bukowski.

La singular capacidad de Berlin para representar la belleza y el dolor de las rutinas de nuestra vida, su extraordinaria honestidad, su magnetismo, la familiaridad de sus personajes, su sutil pero abrumadora melancolía... Todo ello se encuentra nuevamente y con gran intensidad en Una noche en el paraíso, una compilación que es un acontecimiento y un regalo para todos los lectores ansiosos por seguir leyendo al indiscutible fenómeno que es Lucia Berlin. Este volumen indispensable, preparado por su hijo, Mark Berlin, contiene veintidós relatos inéditos en español y está lleno de obras maestras de la literatura reciente."

Lucía Berlín escribió la friolera de setenta y seis relatos allá por los años setenta, y desde entonces nadie había vuelto a oír su voz. Hasta ahora.
En 2015 se editó una primera colección llamada "Manual para mujeres de la limpieza" y pocos imaginaban el rotundo éxito que sería. ¿Y a qué se debió? Seguramente, a la simplicidad de sus textos y lo cercanos que resultan, siempre centrándose en familias humildes, a veces incomprendidas, atrapadas entre la guerra, la pobreza y la madurez. Y hay algo de feminismo, porque es imposible ignorar el protagonismo de la mujer en muchos de los relatos y como intentan sobrevivir en una sociedad, recordemos, donde sus voces aún luchaban por hacerse oír y en muchos casos existía una absoluta incomprensión sobre el mundo (Por poner un caso, una chica joven de la que un hombre adulto se aprovecha y no sabe realmente qué es lo que acaba de pasarla). 
Y desde luego también destacó la calidad de sus textos, algo indiscutible y que perdura en ésta nueva publicación donde se rescatan otros veintidós relatos. El tono sigue siendo el mismo: Personas humildes y situaciones rutinarias, dolor y belleza en una prosa descarnada.

A veces con los años miras atrás y dices, ese fue el comienzo de... o éramos tan felices entonces... antes... después... o piensas, seré feliz cuando... una vez consiga... si nosotros... Hernán sabía que era feliz ahora.

Hay muchos que dicen ver la biografía de Lucía Berlín en estos relatos, donde nos habla de su vida y experiencias de un modo honesto y realista. Son crónicas de la gente de a pie, el bagaje de cualquiera de nosotros y por ello resulta fácil conmoverse con lo que vas leyendo. Te toca. Contiene mucha vida y cada mujer, realmente las protagonistas, parece distinta y a la vez sé que si las sentaran juntas, se entenderían entre sí. Son el nexo entre relatos y también la narrativa de la autora, porque se nota su mano detrás de cada uno de ellos.
Tampoco faltan las constantes alusiones culturales al cine, literatura o música por poner un ejemplo, nombrando a obras y autores y creando un maravilloso paisaje de referencias.
Tengo que decir que yo no suelo conectar con los relatos cortos, es más, pocas veces me gustan o me atrevo a leerlos porque me gustan las lecturas que me permiten encariñarme con los personajes o la historia. Sin embargo, debo admitir que en ese sentido Lucía Berlin ha conseguido ese impensable: Me he vinculado con algunas historias, porque son cercanas, tiernas, sufridas. Y me alegra enormemente haberlo disfrutado así.
Veintidós relatos inéditos donde su esencia más pura es la dulce amargura con la que se impregna su voz. Qué poético me ha quedado.