Reseña: La caja de botones de Gwendy, de Stephen King y Richard Chizmar

¡Cuervos días! No conocía esta obra hasta que fue publicada en español, una inquietante colaboración en una novela corta que, sin embargo, conserva la esencia de sus autores. Ilustrada, concisa, la vida de Gwendy nos sumerge rápidamente en todos los problemas de una niña de su edad, alguien con un increíble don entre sus manos y la posibilidad de cambiar el mundo a su antojo. ¿Lo haríais?

"Vuelve Stephen King con una impactante novela corta en un formato muy especial.

La pequeña ciudad de Castle Rock, en Maine, ha sido testigo de algunos extraños sucesos, pero solo hay una historia que no se ha contado... hasta ahora.Existen tres vías para llegar a Castle View desde la ciudad de Castle Rock: por la carretera 117, por Pleasant Road y por las Escaleras de los Suicidios. Cada día del verano de 1974, Gwendy Peterson, de doce años de edad, toma el camino de las escaleras, que ascienden en zigzag por la ladera rocosa.

Pero un día, al llegar a lo alto, mientras recupera el aliento con la cara roja y las manos apoyadas sobre las rodillas, un desconocido la llama. Allí, en un banco a la sombra, se sienta un hombre con una chaqueta negra y un pequeño sombrero. Llegará un día en el que Gwendy sufra pesadillas con ese sombrero..."

Gwendy Peterson es una niña de 12 años que sufre bulling en el colegio. Para intentar deshacerse de esos complejos, ha decidido salir a correr todos los días. Siempre se encuentra un hombre misterioso en el camino, aunque nunca la ha parecido peligroso. Hasta que la habla. Y la propone un trato. Cuidar de la caja de botones.

Es una caja aparentemente normal, pero con botones para controlar cada uno de los continentes. También hay un botón negro, el más peligroso. Supone "destruirlo todo". Y una palanca. Tirando de ella puede obtener chocolatinas, y, a veces, monedas de oro. ¿Podrá la avaricia con Gwendy? ¿Pulsará alguno de los botones, aún temiendo lo que pueden implicar? Aunque no es fácil tener esa responsabilidad, a su edad, con sus problemas, sufriendo el acoso de los matones y deseando que algo... muy malo... los haga parar para siempre.

El relato podría ser perfectamente uno de tantos relatos cortos escritos por Stephen King, porque se aprecian sus ideas en la historia. Sin embargo, aquí trabaja paralelamente con el también autor y guionista Richard Chizmar.

Hay pocos personajes, pero los necesarios. Conoceremos al hombre del sombrero, Richard Farris, aunque todo lo que envuelve su figura es un auténtico misterio. También a la mejor amiga de Gwendy, Olive, que se siente desplazada cuando mágicamente todo empieza a irla de maravilla. ¿Será culpa de la caja y las chocolatinas?

Por eso creo que pese a su breve extensión es un libro que aprovecha bien cada página y toca numerosos temas como el suicidio, la violación, el bulling, la violencia en sus múltiples formas. El silencio. La soledad. Y por encima de todo esto, la responsabilidad de poder cambiar todas estas injusticias o tornarlas irremediables.

Publicado en tapa dura, con algunas ilustraciones intercalándose entre las páginas, una fuente grande y legible y capítulos, como es de imaginar, de pocas páginas. Su lectura se hace amena, pero sin quedarse corta. La historia fluye con la extensión necesaria y no añade elementos que sobren.

Lejos de las obras más terroríficas de Stephen King pero con ese aura hipnótico que sabe inyectar en sus personajes e historias. Imposible no disfrutarlo, o sentir la presión que debe sentir Gwendy con cada uno de sus actos. Original y reflexivo, muy completo.