¡Cuervos días!
Siempre es un placer leer una novela de Víctor del Árbol, porque todas te transportan a lugares y personas diferentes pero al mismo tiempo, sabes la clase de emociones que te esperan en sus páginas. En ésta ocasión el destino es Uganda, y no se trata de un viaje del que puedas regresar siendo la misma persona.
"La vida de Isaías volvió a empezar el día que llegó a Barcelona siendo un muchacho y dejó atrás su mundo. Después de mucho tiempo ha construido una nueva vida junto a su pareja, mientras intenta abrirse camino con un negocio de restauración de bicicletas. Todo cambia el día que recibe la visita de Emmanuel, un antiguo conocido que lo convence para que regrese a Uganda y participe en un encuentro sobre la reconciliación histórica de su país.
Aceptar esa propuesta hará resurgir un pasado que Isaías creía haber dejado atrás. Se verá forzado a enfrentarse al niño que fue, mirarlo a los ojos sin concesiones y perdonarse a sí mismo, si quiere seguir
adelante con su vida y no perder a su mujer, que pronto, y de la peor manera, descubrirá una terrible verdad: no siempre lo conocemos todo de aquellos a quienes amamos.
Cuando se ha llegado demasiado lejos, huir no es una opción."
La novela transcurre en dos tiempos: Por un lado el presente, y por otro el pasado. Isaías nos narra su historia desde que era pequeño y vivía con su familia, lo unido que estaba a su hermano Joel o cómo conoció al primer amor de su vida, Lawino. Pero ésta no es una historia familiar. Es un retrato de la guerra y la maldad humana. La guerrilla del LRA arrasa con todo, mata a quienes les plantan cara... y secuestra a niños para entrenarlos como soldados. Isaías y Joel fueron dos de ellos.
Isaías nunca ha tenido el valor de contarle toda la verdad a Lucía. ¿Cómo podría soportar semejante carga? Hasta el lector va sintiendo el peso de sus acciones a medida que avanza la lectura, porque es imposible mantenerse al margen. Sabes que es una novela, pero podría no serlo. Isaías pudo estar ahí. Esas personas murieron, esos niños fueron secuestrados y todas esas atrocidades se cometieron en nombre de falsas creencias y mensajeros tocados por los dioses. Y qué le queda a alguien cuando le arrebatan su infancia, lo alejan de su casa y todo cuanto conoce; cuando le obligan a crecer y a perder la esperanza
Es un tremendo error creer que las personas que nos aman son, por el hecho de amarnos, estúpidas o que están ciegas. O que su paciencia es infinita. Si te alejas demasiado quizá no te den la oportunidad de regresar.
Isaías está intentando rehacer su vida en España, con una mujer blanca y unos suegros que no lo aceptan. Aunque mucho antes, ya conoció el amor más puro y la máxima admiración en su abuela Ng'O. Pero en los años terribles era difícil encontrar a alguien en quien confiar, ni siquiera su hermano o Lawino parecían escapar del líder de la LRA, un fanático llamado Joseph Kony. Y la historia de Kony es real, tanto que a día de hoy se desconoce su paradero y en efecto, se le atribuye la fundación de un macabro ejército de niños soltado. Éste sutil juego entre ficción y realidad ayuda, aún más si cabe, a generar un gusto amargo en el lector y ser consciente de que nada de lo que se cuenta procede del imaginario del autor, sino que perfectamente podría estar pasando.
Aunque sin duda uno de los personajes clave y mejor trabajados es un peligroso mercenario blanco que parece sentir especial debilidad por ambos hermanos: Christian MF. ¿Un monstruo con atisbos de humanidad? Bajo su constante vigilancia, escapar parece imposible. Y sin una oportunidad, la esperanza por encontrar un futuro mejor termina por desdibujarse. Isaías queda a merced de la guerrilla, encargado de encontrar a personas albinas ya que despiertan poderosas supersticiones entre las gentes de la zona y se paga un buen precio por sus órganos. Sin embargo, Isaías sigue luchando contra ese destino. Por eso, cuando le encargan encontrar a Samuel Abu... sabe que su vida está a punto de dar un giro que lo atormentará para siempre.
En muchas ocasiones parece existir una línea invisible que separa Oriente de Occidente, como si los problemas de unos fueran demasiado lejanos para los otros. En ésta novela, sin embargo, se juega forzándolos a encontrarse para hacernos ver que no existen tales distancias ni diferencias. Que hacer oídos sordos y mirar hacia otro lado no cambia la cruda realidad a la que muchas personas aún se ven expuestas hoy en día.
Promete que los campos que arden reverdecerán, que los muertos serán sustituidos por los vivos, y los gritos por las risas.
Los libros de Víctor son frecuentemente clasificados dentro del thriller, aunque no entiendo por qué. En su interior siempre hay una mezcla de géneros que los hacen inclasificables. Quizá su conexión sea que siempre nos presentan personajes con alma, vidas que tocan, que sueñan, que traspasan el papel. Son novelas de género humano.
Tampoco fallan el sinfín de frases memorables que querremos apuntarnos para no olvidarlas jamás, y en una historia como ésta es inevitable invitar a la reflexión.
Solo alguien realmente fuerte no teme mostrar su fragilidad.
Víctor del Árbol da voz a la sangrienta guerra civil ugandesa, a las atrocidades cometidas y a esa consecuente herida abierta de la que tan pocos hablan. Pero lo hace desde la humanidad, presentándonos a sus gentes de un modo cercano y tangible. Una magnífica novela de adictiva narración que destapa lo que nunca debió ser silenciado. Me ha encantado.
Hola guapa, la verdad es que no he leído nada de Victor del Árbol, pero desde luego no creo que empezara con esta. No me suele gustar novelas tan duras y realistas, prefiero evadirme cuando leo.
ResponderEliminarPero me alegro de que te haya gustado.
Un besazo
A mi me encanta como escribe, la verdad, aunque suelen ser novelas bastante cercanas (Pero no siempre tristes). Deberías leerte alguno, creo que te gustaría.
Eliminar¡Un beso!
No he leído nada de Víctor, pero tarde o temprano lo haré ^^
ResponderEliminarSeguro que lo disfrutas :) ¡Un abrazo!
EliminarMe ha parecido magnífica y la he sufrido/disfrutado mucho.
ResponderEliminarBesso
Coincidimos entonces. ¡Un beso!
EliminarA mí con este no me pilláis. Es que sé que no me va a ahorrar nada y no tengo cuerpo para eso porque además no lo veo necesario. Una pena, porque de no ser por eso lo del género humano me interesa y me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Al contrario, no es nada explícito... ni falta que le hace, porque es fácil imaginarse estas historias sin necesidad de ahondar en detalles. Pero si crees que las novelas con sentimiento son lo tuyo, te recomendaría echar un vistazo a otros títulos del autor. Su forma de escribir no tiene desperdicio.
Eliminar¡Un abrazo!
Una historia necesaria por lo que cuenta, por como lo cuenta y porque todavía hoy en día hay niños soldados en el mundo. y este tipo de libros ayudan a que no lo olvidemos.
ResponderEliminarYo tampoco entiendo mucho porqué clasifican los libros de este autor como thriller, creo que sus novelas tienen más de otros géneros.
Un abrazo
Las novelas de Víctor siempre duelen, y ésta no va a ser la excepción. Espero ponerme pronto con ella.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola! Leí un libro del autor y la verdad es que se me hizo muy pesado así que no creo que me anime con él así que este lo dejo pasar. Me alegra que te haya gustado tanto.
ResponderEliminarUn saludo!
Pues a Víctor ya le conozco, ya conozco sus argumentos duros, me encantan! Así que anoto este que lo acabaré leyendo
ResponderEliminarBesos
Víctor es demasiado, a mí me ha encantado todo lo que he leído de él. Esta tendrá que esperar pero caerá en cuanto pueda también.
ResponderEliminarCoincido totalmente contigo en la forma de clasificar sus historias, es que son mucho más que esa etiqueta que les ponen, además no lo has podido definir mejor con lo de "de género humano". Y sí, sus frases son para enmarcar...qué bonito escribe y cuánto llega todo lo que dice.
Besitos, guapa
Conocí al autor el año pasado con su Por encima de la lluvia, y debo de reconocer que tiene una prosa muy potente cuya temática, tan realista, puede resultar no muy agradable para algunos lectores... Como en este caso, los niños soldados... Ese es el sello del autor: historias con una narrativa excelente, grandes personajes, y que nos obligan sacar la cabecita de nuestro entorno para saber está pasando por ahí fuera... ;)
ResponderEliminarSólo he leído un libro del autor, y reconozco que tengo pendiente seguir desde hace tiempo.
ResponderEliminarUn beso ;)