Reseña: El cielo de medianoche, de Lily Brooks-Dalton

¡Cuervos días!¿Se os ocurre mayor soledad que estar vagando sin rumbo por el espacio? Aunque las vistas sean inmejorables, eso os lo concedo. Éste libro os dará ambas cosas. Desde la sensación de inagotable vacío a estar inmersos en un viaje irrepetible por los lugares más bellos del planeta. Y creo que la experiencia goza de un equilibrio perfecto, así que yo no me lo pensaría mucho.

"Augie es el último astrónomo en el Ártico. Todos los demás se han ido. Quedarse ya no es seguro, pero Augie no piensa irse a ningún otro sitio. Hasta que aparece Iris, una niña poco habladora y ajena al fin que parece acercarse, y las cosas cambian. ¿Cómo sacará a la niña de la región helada? Su única esperanza es una vieja radio, pero nadie recoge la señal… 

Sully está, junto a sus colegas astronautas, perdida en el espacio. La misión espacial Aether lleva dos años en órbita y ahora espera instrucciones para el regreso a Tierra. Salvo que esas instrucciones no llegan, solo hay silencio. ¿Por qué todo el mundo en la Tierra parece haber desaparecido? 

Puede que, a estas alturas, Augie y Sully sean las únicas personas delante de una radio. Si tan solo consiguiesen contactar, tal vez lograsen ayudarse el uno al otro. Tal vez, con suerte, Sully e Iris podrían volver a casa. Y Augie encontrar la suya."

El Aether no ha podido cumplir con su misión espacial. No reciben comunicaciones desde la tierra, casi parece que ya no quedara nadie allí. Pese a la incertidumbre y el miedo su única salvación es tratar de regresar a casa... aunque tal vez ya no sea un lugar seguro. Allí solo queda Augie y la pequeña Iris, y parecen la única esperanza para el grupo de astronautas. Si tan solo pudieran enviar un mensaje y advertirlos del peligro... 
Se trata de una novela postapocalíptica y futurista escrita en tercera persona. Los capítulos van alternando de un escenario a otro, ya que toda la trama gira entorno a dos ubicaciones y sus respectivos protagonistas: Por un lado, Augustine en medio del Ártico. Por otro, Sully y el resto de la tripulación del Aether, actualmente vagando sin rumbo por el espacio.
Desde las primeras páginas ya percibes que va a ser una novela silenciosa, con un sabor incómodo: A soledad. Malos presagios, silencios prolongados, la constante insinuación de que algo terrible ha sucedido con el resto de la humanidad. La narración de Lily Brooks-Dalton en este aspecto me ha parecido sobresaliente, con un manejo de las emociones y del entorno digno de alabanza. Casi llegas a creer que tú también has viajado al espacio y observado las lunas de júpiter con tus propios ojos.
Pero en medio de esa vasta tristeza el desarrollo de los personajes se vuelve esencial para mantener viva la historia, para seguir creyendo en esa desesperanzadora carrera por la supervivencia. Conoceremos detalles de su pasado, su personalidad, hasta el punto de desarrollar tal empatía por ellos que sabemos descifrar el por qué de sus acciones sin que la autora nos tenga que dar una explicación. Y eso es prodigioso.
¿Por qué fallan la comunicaciones? ¿Dónde se ha metido todo el mundo? Esa es la principal incógnita que nos guiará a lo largo de toda la historia. Y por supuesto, no voy a ser yo quien tire de ese hilo y hable más de la cuenta.

Creo que es así de antipático porque es mas fácil estar enfadado que asustado.

Ahora la cooperación entre todos ellos es aún más esencial, en especial para los seis habitantes del Aether. Nadie es más listo, ni más válido, mucho menos prescindible. Aunque es inevitable que expuestos a circunstancias extremas, muchos desvelen los rasgos menos agradables de su personalidad y muten en su auténtico ser. Tal vez sigan siendo personas encantadoras. O tal vez no.
George Clooney se ha encargado de dirigir y protagonizar la adaptación de ésta novela, de la que podremos disfrutar en muy poco tiempo, a partir del 23 de Diciembre. Os dejo el trailer:



Con un ritmo muy lineal, de fácil lectura y profundamente humana, "El cielo de medianoche" es una poderosa obra ideal para nuestros ratos de soledad, donde encerrarnos y disfrutar vagando por sus increíbles escenarios, distraídos con las pequeñas pistas que encontremos en el camino hasta ese cierre tan, tan perfecto.