Reseña: El evangelio del Nuevo Mundo, de Maryse Condé

¡Cuervos días!Voy a ir de cara desde la primera línea: Maryse Condé es una de mis autoras favoritas y creo imposible que me decepcione con alguna de sus novelas, así que podéis juzgarme de imparcial. ¿Pero no os da curiosidad, si aún no la conocéis, qué encanto puede tener para ser tan especial?

"En la madrugada de un domingo de Pascua, una madre recorre desgarrada las calles de Fond-Zombi, en la isla de Martinica, y un bebé abandonado en una cabaña llora entre las pezuñas de una mula. Ya adulto, ese bebé, llamado Pascal, vive apaciblemente con su familia adoptiva. Es atractivo, mestizo sin saberse de dónde, y sus ojos son tan verdes como la mar que lo ha visto crecer. Pero el misterio de su existencia no tarda en hacer mella en su interior. ¿Cuáles son sus orígenes? ¿Qué se espera de él? Las malas lenguas hablan y los rumores vuelan por la isla. Se dice que cura a los enfermos, que lleva a cabo pescas milagrosas… Incluso que es hijo de dios, pero ¿de cuál? En busca de respuestas, Pascal se aventura por una América en la que aún queda mucho por hacer y decir. Profeta sin mensaje, mesías sin salvación, se enfrenta a los grandes misterios de este mundo. Colonialismo, racismo, explotación y globalización se funden con sus propias vivencias en un relato lleno de belleza y horror, amor y desamor, esperanza y derrota."

El matrimonio Ballanda ya se había resignado a no poder tener hijos cuando aquel bebé apareció en sus vidas. Pascal era, en todas sus definiciones, un milagro. Creció hasta convertirse en un joven que pese a gozar de éxito y compañía, no se sentía completo. Quería viajar, tenía la necesidad de ayudar a los demás. Y también de conocer a su padre biológico, un hombre casi inalcanzable que parecía rehuir sus pasos. "¿Por qué me has abandonado?"

Sí, las referencias bíblicas son innumerables (así como a mitos caribeños) y en ocasiones dan hasta un toque cómico a la narración por la forma en que han sido adaptadas. Porque ésta novela no pretende reescribir la historia de Jesús, aunque sí parte de ella como inspiración para enseñarnos cuánto (o lo poco) que la humanidad ha cambiado desde aquella época a la nuestra. 

Pascal es un personaje que consigue que nos olvidemos de todas esas similitudes para vivir su historia como algo nunca antes narrado: El desamor, la pérdida, el abandono. Se humaniza cada uno de sus sentimientos para que no lo veamos como un mesías, sino un hombre. Un hombre que quiere cambiar el mundo y volver a sus habitantes más tolerantes, reconciliar a las personas en distintas escalas sociales y hacer valer los derechos de todos.

Si bien es cierto que sus aires de superioridad no llegaron a gustarme, no es un personaje con el que simpatices y suele costarme una lectura donde su protagonista no me cae bien. Por suerte la novela sabe salir a flote a pesar de Pascal, con miles de personajes y sucesos que hacen que te atrape.

Ils sont dans les Herbes qui pleurent, Ils sont dans le Rocher qui geint, Ils sont dans la Forêt, ils sont dans la Demeure, Les Morts ne sont pas morts. - Birago Diop

(Están en la madera que gime, están en el agua que corre, están en el agua que duerme, están en la cabaña, están en la multitud: Los muertos no están muertos.)

Y es que no pueden faltar personajes reconocibles como Lazare y su hermana María... y especialmente Judas Éluthère, que gana gran peso al ser de algún modo nuestro antagonista. Seductor, inteligente, revolucionario. Lo que empieza como una intensa relación termina por enfrentar a dos hombres que han dejado de compartir ideales. Al fin y al cabo, todos conocemos la historia.

Pero Maryse Condé es fiel a sus temas estrella y "El evangelio del Nuevo Mundo" no hace excepciones: Vemos la esclavitud negra, los privilegios y diferencias entre etnias, el odio que crece y se alimenta sin que nadie pueda cortarle el paso. Especialmente contra aquellos que intentan cambiar el status quo.

"El evangelio del Nuevo Mundo" bebe del realismo mágico para sumergirnos en un entorno salvaje que por momentos se nos hace familiar, pero que se diluye en una narración sencilla y fluida que poco a poco nos transporta a ese Nuevo Mundo soñado, donde ojalá las diferencias fueran menos marcadas y nadie viviera privado de algo, en apariencia tan sencillo, como la oportunidad.