Reseña: El gato que curaba corazones, de Rachel Wells

 ¡Cuervos días!

Mi debilidad por los animales me ha llevado a conocer a Alfie, un simpático gatito que de la noche a la mañana se ve completamente solo y sin hogar...

"Como a cualquier otro gato, a Alfie le encanta pasarse el día dormitando en el sofá, delante de la chimenea. Le basta con unas cuantas caricias y algún que otro ronroneo para ser feliz, pero, de repente, se verá obligado a abandonar el hogar en el que se ha criado, se encontrará solo y perdido por las calles de Londres. Todo cambia al llegar a Edgar Road, un lugar lleno de jardines y preciosas casitas unifamiliares. Alfie comprende enseguida que solo allí conseguirá sentirse de nuevo como en casa. Únicamente allí podrá encontrar una nueva familia.
Los habitantes del barrio, sin embargo, aún no están preparados para acogerlo. Demasiado absortos en sus problemas, no tienen tiempo para ocuparse de él, aunque pronto descubrirán que Alfie no es un gato cualquiera, sino que tiene un don especial: capaz de intuir los deseos mejor guardados de las personas, Alfie también puede reparar lo que el destino ha roto en sus vidas y escuchar la melodía silenciosa de sus corazones."

Me gusta ser sincera, y lo voy a ser: Pese a su buena intención, para mi el libro comenzó sin pena ni gloria y no creía que las andanzas de Alfie tras quedarse en la calle fueran a dar para mucho. Al fin y al cabo, el gato es el propio narrador de la novela y por alguna razón yo me empecé a sentir recelosa con lo que me podía encontrar. Pero entonces, claro, empezó lo bueno.

Y es que Alfie tiene miedo de volver a quedarse solo y por ello decide buscarse no un nuevo dueño, no, sino cuatro. ¡Cuatro! Con él tendremos la oportunidad de entrar en la casa de, por ejemplo, la dulce pero deprimida Claire. Fue con ella cuando empecé a verle su encanto al libro, me di cuenta de que había historias apasionantes dentro de sus páginas y que Alfie era, realmente, un gato capaz de sanar las heridas de todos los personajes presentes en la novela. Así que me enamoré de Alfie.
No conforme con comer y dormir en casa de Claire, Alfie terminará por colarse en casa del arisco Jonathan, a quien intentará camelarse a base de regalos. Regalos de categoría, eso sí: Pájaros y ratones muertos a la puerta de casa. ¡Y que aún así no quiera dejar entrar al pobre Alfie!
Aunque el barrio sigue llenándose de nuevos vecinos, nuevas historias, nuevos dramas y encuentros con los que la novela va ganando dinamismo y el lector no puede evitar desear saber qué secretos esconde cada familia y cómo actuarán ante la visita del pequeño felino.

Claire y Jonathan son dos personajes con los que enseguida me encariñé, tanto que al igual que Alfie era consciente de sus errores y me desesperaba viendo como volvían a tropezar una y otra vez con la misma piedra. Él con ligues que no le aportaban nada, y ella con relaciones tóxicas. Al final del día ambos se sentían miserables y sólo Alfie parecía capaz de aliviar sus penas. ¿No es algo parecido lo que nos pasa a todos con nuestros gatos, que parecen saber cuándo andas afligida? Además de sus historias el libro nos habla del amor por los animales y lo mucho que ellos hacen por nosotros sin pedir nada a cambio (Bueno, tal vez comida).

Entre sus muchas peripecias el libro aborda ciertos temas como la discriminación, depresión, soledad, abandono, dependencia... todo tipo de problemas de lo más comunes en nuestra sociedad y que sin embargo a veces parecemos incapaces de ver por muy cerca que los tengamos. Tal vez ese sea el mensaje que esconde Alfie, preocupándose más que nadie por los problemas ajenos y siendo todo corazón a la hora de solventarlos. A veces los humanos estamos demasiado ciegos en nuestra propia rutina como para ver la soga con la que se ahoga la persona que tenemos al lado. Y claro, si es un adorable peluche atigrado el que viene a darte lecciones... ser mejor persona parece un juego de niños. O de gatos.

Su extensión no es un problema ya que el gramaje de las páginas y el tamaño de la letra la convierten en una novela mucho mas breve o ágil de lo que pueda parecer, además de poseer un ritmo constante y un vocabulario realmente sencillo. En resumen, una lectura fácil y amena con la que evadirse sin la necesidad de poner todos nuestros sentidos en su desarrollo.


"El gato que curaba corazones" es sólo la primera aventura de Alfie, puesto que la autora ya ha repetido y ha expandido sus aventuras en nuevas novelas que aún no han sido publicadas en español. Esperemos que lo hagan, ya que éste minino parece no tener límites a la hora de colarse en los hogares y los corazones de la gente... incluidos los de los lectores.

Y ahora contadme, ¿En qué lectura andáis sumergidos/as?