Reseña: Historias de un náufrago hipocondríaco, de Defreds

¡Cuervos días!
El nuevo poemario de Defreds me sabe a colección de ratitos, de breves charlas en una mesa de café donde tu mejor amigo o amiga trata de reconciliarte con el mundo. Su voz es siempre tan natural que es imposible rehuir de la empatía con sus textos. O eso creo yo. A ver qué pensáis vosotros.
"Un tema sobrevuela por encima del resto: el amor. Escrito desde el corazón, con atención a los pequeños detalles que hacen de la cotidianidad del amor lo que nos permite sobrevivir. De forma sencilla, pero directa. Dando rienda suelta a la imaginación en situaciones especiales de la vida de cualquier persona. Sentimientos, cambios, recuerdos, chicas y chicos, momentos, tristezas y alegrías. No hay poesía ni línea recta. Hay sentimientos. Todos los que da el amor. Todos los que alguna vez vivimos. Aunque no los esperáramos. Aunque fueran sucediendo."

Nada mas abrirlo ya nos recibe el prólogo de Luis Ramiro y empieza con una nota de Defreds, agradeciéndonos el apoyo por el arrollador éxito de sus publicaciones y presentándose a nuevos navegantes. Después una breve introducción a lo que estamos a punto de leer, una advertencia sobre el nivel del oleaje, las caídas, los rescates. Pero no nos echamos atrás. Así que naufragamos

Claro que sé que hay algo raro, algo que no me gusta, algo que no sé qué hacer ni por dónde ir. Algo que me hace sentir el vacío por dentro. Algo que no me deja avanzar. Miedos.
Y yo termino diciendo que estoy bien. Pese a todo. Por si cuela.

Los propios capítulos (Que los hay) ya son una muestra de originalidad al ir tejiendo una historia con la que unir todos los textos. Lo primero, como ya he spoileado, es el naufragio. Poesía por todos los poros. Y tras un naufragio lleno de declaraciones llegamos a una isla, porque así se llama la segunda parte del libro. Allí el amor aumenta sus dosis, hay declaraciones sinceras, sinceros desahogos como si de verdad llevara un torrente de agua dentro y necesitara soltarlo. ¿Serán en realidad metáforas con las que ir dividiendo las escalas de una relación, los niveles de humor, los cambios de la vida? Sea o no el caso, funcionan. Te alienta a seguir leyendo saber que hay un proceso oculto más allá de las historias de nuestro náufrago.

En su tercera parte, "Vida en la isla", se cuelan algunos toques agridulces, despedidas, puntos y aparte. Pero sigue el optimismo. Sigue la nota discordante del que sabe que ha sobrevivido a un naufragio.  Y finalmente, en la parte cuatro, se produce "El rescate" (Cuando ni siquiera sabías que lo necesitabas). Aquí llega la sobredosis de optimismo, los mensajes de confianza, algún himno a la igualdad y unos tantos titubeos como el precioso "Por si cuela", texto que os he citado al empezar ésta reseña.
Parece mentira que sin guión aparente exista un hilo conductor que nos guíe desde la primera página a la última. ¿Y acaba ahí? Perfectamente podría, pero ya que hemos llegado tan lejos sería una pena no darle un poco más de contenido al libro.

 Eso debió pensar Defreds, que se luce y además tiene 108 microcuentos en la parte final, esos textos que tan de moda andan y que con apenas un par de líneas logran transmitir tanto. Mi favorito lo tengo clarísimo.

Si me preguntan qué es el amor, les digo que una vez acompañé a una chica a casa porque quedaba de camino. En dirección contraria. Treinta minutos.

¿Sólo eso? Pues tampoco, JÁ. Luego hay un "bonus track" con otros ocho micro relatos. Ocho mandamientos de una chica que, a decir verdad, me ha recordado bastante a mi misma.

La chica que es capaz de caminar sin rumbo y perderse por las calles los días que no puede respirar.

¿Y ya está? Pues tampoco. Hay un segundo bonus track. En este caso se trata de un relato breve, una pequeña novela con Mateo por protagonista. Lo sé, no sabéis quién es Mateo. Pero en realidad hay poco que contar porque éste interesante relato termina con la promesa de una continuación... quién sabe si en forma de novela extensa.

Que no falten las menciones a otros fenómenos como Marwan, Andrés Suárez, Pereza... hasta Muse tiene su línea. O las alusiones a whatsapp. A cualquier cosa tan cotidiana y tan nuestra que es casi imposible no verse reflejado en alguno de sus textos, haciendo que conectes y los sientas más tuyos. Y a Defreds eso es algo que le sale solo, quizá por eso gusta tanto y sus libros acaban convirtiéndose en un fenómeno de ventas. Es el talento de lo cotidiano, la cercanía más humana.

Si sois rápidos y aún lográis haceros con la primera edición, además del libro os llevaréis diez preciosas postales con algunas citas y fotografías de David Olivas y Cynthia Peri.

Ahora sí, ya está todo. Pero continuará. Seguro.





10 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Me encantaría comprar el libro por las postales que vienen con él, a parte por la temática del naufragio, dentro de un mes iré a la FIL en Guadalajara, veré si lo encuentro.

    ¡Un abrazo!

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    1. Eso espero, y que nos cuentes qué te ha parecido :)
      Un abrazo

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  2. Parece interesante. Tomo buena nota. Gracias y abrazos.

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  3. Hola! La verdad es que el título es original pero la verdad es que no soy nada de poesía. Gracias por la reseña.

    Un saludo!

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    1. Suerte que hagan libros para todos los gustos :P A por otro entonces.
      Un saludo

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  4. Hooooola Meg!!!!

    AYYYYYYYYYY!!!! Si es que ya estabas tardando en reseñarlo, que te conozco y con lo que a ti te gusta la poesía, es que ya era raro ya, que no le hubieses hincado el diente a este poemario.

    Para que un texto genere empatía tiene que estar muy bien escrito. Porqué sino a mi me deja igual. Vamos, que es como ver una mosca volar. Y eso me acostumbra a pasar con la poesía. También depende mucho del momento en que te pille, pero últimamente es leer fragmentos y decir ‘pues vale’.

    Y ahora voy a tu reseña. Anda! Coño! Pues ya con la primera cita, la ha clavado. No, si va a estar bien y todo y te voy a culpar de engrosar mi listado en goodreads. Jo, si es que es cierto, con los miedos todos hacemos lo mismo, quedar paralizados, controlar los pros y los contras –eso si se tiene un mínimo de neuronas y se es prudente-. A veces las metáforas son la mejor forma de expresar situaciones reales, cubriéndolas con una sábana, en la que cada uno pueda entender lo que quiera de ellas. Eso está bien, porqué si ya te lo dan todo mascado qué gracia tendrá? Ninguna.

    Creo que hacen falta más libros optimistas. Creo que en una sociedad cada vez más deprimida que se mira en el espejo y no se reconoce, en la que parece ir a la mierda, o a la deriva, son de imperiosa necesidad libros así. Yo por lo menos, necesito libros optimistas. Hay algo más bonito que la cotidianidad de algo que se conoce y a la vez da esperanza?

    Un besote enoooorme!!!♥

    PS: va a caer. Si es que lo sabía! XD

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    1. Jo, no es culpa mía que te haya gustado... jajajaja pero sí, tienes razón, mucho estaba tardando yo en reseñarlo. Me vas conociendo. Y desde luego que sí, hacen falta libros optimistas y éste tiene un buenrollismo adorable.

      Un besote!

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  5. Esta vez me lo salto porque leo poquita poesía, y me atrajo más el del otro día.
    Un besote

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  6. ¡Hola, Meg!
    Pero qué portada tan bella, inmediatamente me ha llamado la atención, y después de leer tu opinión sobre el contenido, con mayor razón. Hace rato que ya no leo tanto este género, así que me vendría bien echarle un ojo, sólo espero encontrarlo, porque no lo he visto por las librerías de mi ciudad :P
    Un abrazo ^^

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