Reseña: El Gran Gatsby, de F.Scott Fitzgerald

¡Cuervos días!

Aquí vengo con otro clásico, esos eternos pendientes que tanto me gusta recomendaros... y ésta vez no me he decantado por un título al azar, sino por uno de mis predilectos. ¿Quién no ha oído hablar de Gatsby? Pero son pocos los que realmente lo conocen, tal vez nadie. Salvo sus lectores.

"Nadie conocía exactamente quién era Gatsby. Algunos decían que había sido espía de los alemanes durante la Primera Guerra Mundial; otros, que estaba emparentado con una de les familias reales de Europa. Sin embargo, nadie le aventajaba en su espléndida hospitalidad. Las fiestas más maravillosas tenían lugar en su soberbia mansión de Long Island. La ironía de esta fachada fabulosa era que él no la había construido para deslumbrar al mundo, los amigos o la esposa, sino para impresionar a una chica que había amado, que era su sueño, su ilusión.."

Hace poco que nos perdimos en las tinieblas de Joseph Conrad (Aquí la reseña) y hoy viajamos a un mundo mucho más ostentoso pero igual de decadente. Gatsby vive entre lujos, aparentemente lo tiene todo. Si tan solo consiguiera el amor de la única mujer que anhela.

Rara vez se deja ver en las constantes fiestas que organiza y por ello la gente no conoce al auténtico Jay Gatsby, solo a la imagen que se ha querido dar de él. Corren rumores, habladurías, todo el mundo tiene algo que inventar. Es aquí donde entra Nick Carraway, un joven algo introvertido que nos servirá de guía a lo largo de toda la obra y no solo nos presentará a la variopinta sociedad que puebla estas páginas, sino también será quien arroje algo de luz sobre la auténtica identidad de Gatsby y por qué compró esa enorme mansión justo a su lado, convirtiéndolos en vecinos. O por qué siente tal fascinación por la casa que pilla justo enfrente, al otro lado de la bahía, iluminada por un faro de luz verde.

La novela se ambienta en los años 20 y es culpable en gran medida de la magia que aquellos días han desarrollado en el mundo de la cultura. Pero también aprovecha sin medida a hacer una crítica de su sociedad, la avaricia que la corrompe y la obsesión por el dinero en detrimento de la honestidad.

Me miró con comprensión, mucho más que con comprensión. Era una de esas raras sonrisas capaces de tranquilizarnos para toda la eternidad, que sólo encontramos cuatro o cinco veces en la vida. Aquella sonrisa se ofrecía —o parecía ofrecerse— al mundo entero y eterno, para luego concentrarse en ti.

Para todo esto resulta muy útil tener a alguien como Nick de narrador, probablemente el personaje más noble de la obra y un perfecto observador que nos va descubriendo cada entresijo y engaño que encuentra a su paso desde una opinión personal, sin privar al lector de su propio criterio. Porque es imposible no aborrecer a algunos de estos personajes superficiales y cínicos, y en concreto hay alguien con bastante peso en la narración a quien no podía ni ver. 

Me ha resultado una lectura sencilla para tratarse de una obra sobre la que ya han caído tantos años (Escrita en 1925) y tremendamente interesante por todos los temas que trata, pero sobretodo por el aura misteriosa que rodea a su protagonista y como logra conservar el interés por él hasta el final de la novela.

Como es de imaginar la obra ha sido adaptada en varias ocasiones e incluso adaptada a distintos formatos. Sin embargo, la más reciente y quizá popular fue llevada al cine en 2013 y protagonizada por Leonardo DiCaprio en el papel de Gatsby.

Tu orgullo es lo único que posees, y si dejas que lo manipule un hombre que tiene que manipular una docena de orgullos antes de almorzar, estás aceptando un montón de decepciones que un profesional hecho y derecho ha aprendido a evitar.

¿Y cómo acaba todo? Desde luego tanta ostentación guía inevitablemente al drama, la acción se acelera, los personajes pierden el rumbo de sus vidas y... no entiendo qué haces aquí esperando un spoiler, lee la novela y averígualo por tu cuenta.

Esas luces, esa música, el inigualable encanto de Gatsby. Solo por él la lectura ya es indispensable, pero si tampoco os habéis aventurado con Fitzgerald os animo a descubrir su magnífica prosa, tan personal y apasionada como sus novelas.