Perdida (David Fincher)

 Hace poco que me inicié en las reseñas de blogs y como ya dije en su día, nunca he hecho una de un libro. Pero en lo que a críticas de cine se refiere sí que hice mis pinitos hace ya varios años y he pensado... ¿Por qué no aprovecharlo?

Con la reciente fiesta del cine tuve la oportunidad de pasarme a ver de una vez por todas la nueva película de David Fincher, uno de mis directores favoritos por piezas de la talla de Se7en, El club de la lucha, Zodiac o La red social. Su técnica es prácticamente perfecta, aborda al espectador como nadie para envolverle en la trama de sus historias de un modo casi retorcido, brillante. Y ésta vez vuelve a sorprendernos con un impactante thriller psicológico de los que no dejan a nadie indiferente y que, como siempre cuando se trata de Fincher, tiene un final que nunca podrías imaginar. De hecho "Perdida", o Lost Girl en su título original, está basada en la novela homónima de Gillian Flynn pero la autora (También a cargo del guión de la cinta) cambió en final de la película para mantener ese suspense con el que tanto disfrutamos los amantes de este tipo de películas.

¿Aún no la has visto? Sigue leyendo tras el salto para saber lo que te has perdido.



 De hecho el título de la película es el único spoiler que os pienso dar. Yo me tiré las dos horas y media que dura completamente perdida y sin saber de quién sospechar o cómo iba a acabar esa trepidante historia que pese a empezar con calma termina acelerándose hasta llevarte al delirio como si sufrieras el síndrome de Stendhal. La novela también empieza con calma, poniéndote en situación hasta que los caóticos acontecimientos empiezan a abrirse paso y encajar como el más elaborado de los puzzles. Yo hubiese acelerado un poco esta carta de presentación en la película, ya que un lector puede aguantar y hasta disfrutar de los detalles, pero cuando vas al cine buscas acción y los primeros cuarenta minutos fueron meramente introductorios, eso si, con flashbacks muy bien desarrollados que en ningún momento te hacen perder el interés por la historia. 

Será después cuando el genio tras la cámara empiece a mover los hilos y cada marioneta enseñe sus cartas. Ben Affleck hace lo que puede, que en mi opinión es ser tan soso y apático como siempre. Por suerte su compañera femenina brilla con estrella propia y Rosamund Pike nos ofrece la que sin duda es su mejor interpretación para dar vida a la auténtica protagonista del metraje, la desaparecida (Y maravillosa) Amy. Hasta aquí poco más puedo leer, creo que ésta película gana mucho cuanto menos se sabe de ella porque es necesario dejarse sorprender por la maestría con la que tanto intérpretes como director consiguen engañarnos hasta el final.

Ni Kubrick ni Hitchcock, el apellido es Fincher.
Y es que cuando eres el que dirige una película sabes que tienes en tus manos el poder de hacer cualquier cosa. ¿Por qué no hacerlo?
El director vuelve a proyectarnos su ácida versión de la realidad, en la que la imagen que damos nada tiene que ver con la persona que verdaderamente somos. Porque si a algo invita siempre el afamado director es a la reflexión, pese a que la intensa y desbordante trama de sus películas pueda tratar de distraernos.

¿Es su mejor película? No.
¿La recomendaría? Hazte el favor de verla.