A veces crees haber llegado a convertirte en aquel que te gustaría ser, pero siempre llega un día en el que descubres que no es así, que hay aspectos de ti que aún no has conseguido pulir y eres incapaz de querer. Y tienes que aprender a mirar hacia delante, crecer a pesar de esas taras que te duelen sin saber por qué. Intento guardarme la culpa, quedarme con ese dolor para mí misma y repetirme que todo pasa, que todo cambia, que algún día miraré al espejo y me enorgulleceré de ser quien siempre he querido ser. Aún no he asfaltado ni la mitad del camino. Aún me quedan muchos errores por enmendar y heridas por tratar de cicatrizar. Aún no he conseguido librarme de la culpa que me consume por dentro. Aún no he encontrado un refugio donde sentirme segura cuando todo se empieza a caer. Aún no sé si existo o soy el sueño de alguien que no pudo ser.
Aún no soy mejor persona de lo que fui ayer.
Pero haré todo cuanto esté en mi mano.
No tienes ni idea del tiempo que llevo luchando.
Así que vamos, dime que no valgo.
Porque lucharé por demostrar que estabas equivocado.
Precioso el texto, me siento de esa forma muchas veces y con el texto me he sentido muy identificada, la verdad.
ResponderEliminar¡Un beso!
Hace tiempo que no escribía ningún texto reflexivo, o mejor dicho, me animaba a publicarlo. Me alegra que te haya gustado, Isa :)
EliminarUn beso.
Es muy duro conseguir aquello que queremos, pero lo importante es no quedarse en el camino. ¡La última imagen es una pasada!
ResponderEliminarSaludos, nos leemos.
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