'Nací para robar rosas de las avenidas de la muerte'

  Estoy enferma. Padezco de una soledad incurable. De las que se te meten bajo la piel y beben de tu sangre. Una soledad que se alimenta de mis penas y se refugia los días en que recupero las fuerzas.   A veces es dócil y atenta, respetando mis dolencias. Otras grita desde mi cabeza exigiendo libertad, ahogando cada poso pasado de felididad.   He intentado decirla que debe marcharse.   He intentado que sepa que para estar sola, completamente sola, debo vivir sin ella. Sé que la destroza saber que tengo razón. Que dentro de su maldad, pese a todo, se ha convertido en mi mas fiel compañera. Así es como la soledad, enloquecida, terminó por huir de mi vida. Ella misma abrió la ventana, sin dramas, sin despedidas.              

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