Reseña: Bailarás cometas bajo el mar, de Xoel López

¡Cuervos días!

La mejor receta para encarar una nueva semana siempre será un poco de poesía. Y de la buena, de la sana. Por eso hoy me atrevo a presentaros el primer poemario de Xoel López, que tras veinte años dedicado a la música se ha animado a sorprendernos con una nueva vertiente artística donde al fin y al cabo sigue haciendo lo que mejor se le da: Ponerle palabras a lo que nos oprime las entrañas.

"Mientras Xoel López compone sus canciones, va escribiendo poemas, pequeños polizones que se cuelan entre épocas, entre discos y discos. Cometas bajo el mar, ciudades luminosas, bailes de letras, la poesía como bálsamo, el amor, la tristeza, la luz de los veranos, la suave brisa del invierno, senderos, llanuras: todo esto está maravillosamente plasmado en este poemario."

Lo sé, a veces intentar hacer una sinopsis a un poemario resulta ridículo y te deja indiferente. ¿De qué forma se puede resumir tantos textos y sentimientos, que aunque emitidos por las mismas manos, cambian tanto de contenido? No se puede.
Aunque en el caso de Xoel López podemos remitirnos a su música como carta de presentación, empaparnos de sus letras y empezar a hacernos una idea de todo cuanto inunda sus pensamientos, sus poemas. Y en mi caso es inevitable rescatar algunos versos de éste "Cuervos negros":

Si es día de cuervos negros, os saludo.
La puerta sigue abierta.
Ya conocéis esta casa.
Mis rincones fueron graneros
de vuestros picos hambrientos
y, aunque no todo pasado fue mejor
el nuestro lo fue realmente 

Algunos poemas hablan de amor y tienen un ritmo calmado, con sabor a soñador despierto. Otros son más tristes y nostálgicos y los soñadores acabamos siendo nosotros al leerle. Pero tampoco faltan los de pocas palabras y mucha pasión, incluso algunos dedicados donde me atrevo a reconocer que Xoel y yo compartimos una debilidad. Si yo escribiera poemas, seguro que uno hablaría también de mi abuelo.
Hay un curioso detalle que sin embargo me apetece resaltar (Porque me da la gana) y es que a mitad del libro incluso se atreve a componer haciéndonos partícipes de esa anécdota. "Ahora que el marcador señala, con suerte, el centro de éste libro. Ahora que las páginas pasan más deprisa y las piernas corren un poco más despacio, me levantaré de la cama y me convertiré en canción". ¿Os dais cuenta de la brillante estupidez que es escribir sobre algo así, y que sin embargo le haya servido para crear un poema tan digno como cualquier otro? Pues ese es mi mejor resumen de lo que he sentido leyendo éste libro. Donde hay talento no se necesitan fajas contándote que el vecino de arriba lo leyó y recomendó, que en Honolulu le han dado un premio, que la chica del tren no escribía poesía pero de hacerlo querría haber escrito ésta. Quita. Pa' qué.
El poemario también incluye ilustraciones de la mano de Sr. García, un total de cinco si contamos la portada. La temática es surrealista, divertida, salvaje. De algún modo te transportan a una versión de Galicia pasada de alucinógenos. Pero por encima de esto, comparten el mismo fondo y ayudan a crear una sensación de unidad entre todos los textos.

Y con ilustraciones cómo esas, era imposible dejar los sueños de lado. Poemas que también hablan de reencontrarse, quererse, recoger los pedazos del suelo y ser la mejor versión de nosotros mismos. No dejar de intentarlo. Comprender quiénes somos. Y de paso, volver a nuestras raíces.
Siempre considero un triunfo que un poemario sepa contarme y transmitirme tantas sensaciones, pero en este caso además ha sabido transportarme a la costa, traerme el sabor a agua salada. Y yo no sé si he bailado cometas, pero desde luego que repetiría chapuzón.