Reseña: Por encima de la lluvia, de Víctor del Árbol

¡Cuervos días! Me encanta poder traeros reseñas como ésta, de novelas que he disfrutado de principio a fin y me atrevería a recomendar una y mil veces. No todas las historias consiguen conmoverte, o dejarte un doloroso vacío cuando llegas a la última página. No todos los autores saben conectar con el lector y proyectar personajes inolvidables en los que ver reflejados todo tipo de demonios. Se dan casos, sí, pero son escasos. Creo que puedo decir sin miedo... que estamos ante uno de ellos.

"Miguel y Helena se conocen en una residencia de ancianos en Tarifa, a una edad en la que creen haberlo vivido todo ya. A Miguel le asusta volar. A Helena le da pánico el mar. Los dos tienen hijos adultos y sienten que les han relegado a un plano casi ornamental. El dramático suicidio de un compañero de la residencia les abre los ojos. No quieren pasar sus últimos días recordando y añorando tiempos supuestamente mejores. Y juntos decidirán emprender el viaje de sus vidas, en el que descubrirán que nada es defi nitivo mientras queden ilusiones que perseguir. 

Mientras tanto, en la lejana ciudad sueca de Mälmo, la joven Yasmina, hija de inmigrantes marroquíes y que sueña con ser cantante, vive atrapada entre el cuidado de su autoritario abuelo Abdul y el desprecio de su madre, para quien Yasmina es una vergüenza porque trabaja para un sueco de pasado turbio. Y vive un romance secreto con el subcomisario de la Policía sueca, un hombre mayor e importante. 

Estos tres personajes dibujan una historia sobre el sentido del amor y sobre lo extraordinarias que pueden llegar a ser las personas comunes. 

Pasado, presente y futuro se entremezclan en este viaje desde Tánger en 1955 hasta Mälmo en 2014, metáfora de un viaje mucho más importante: el de vivir siempre intensamente."

Seguro que a vosotros también os pasa. Hay un autor o autora que publica libros muy afines a vuestros gustos, pero por algún motivo aún no habéis coincidido. Por eso me emocioné tanto cuando éste libro llegó a mis manos, porque tenía el presentimiento de ir a descubrir algo especial que llevaba muchos años perdiéndome. Y no me equivoqué. Pero me daba igual que hubiera ganado el Premio Nadal y me daba igual que ya acumulara un montón de seguidores, yo quería sumergirme en su prosa sin dejar que nada de esto me influyera y que fuera la historia misma quien me hablara.

Ésta vez Víctor nos trae una apasionante aventura con ciertas reminiscencias de la novela americana por su estilo a la hora de contar la historia, planteándonos un viaje, una road movie donde lo esencial (Como siempre) no está en el destino, sino en el camino. Y me atrevería a decir que no es ni siquiera el camino, porque aunque la historia nos obligue a viajar por un montón de escenarios diferentes son realmente sus personajes quienes evolucionan y nos transportan a distintos estados emocionales. Con decir que derramé alguna que otra lágrima... creo que os hacéis a la idea.

Igual que hay libros a los que les sobran páginas, creo que éste cuenta con las necesarias. Suprimir capítulos hubiera sido boicotear la capacidad de su autor para hacer que nos involucremos con la historia y sus personajes, que es parte esencial en esta novela. Tienes que sentir la caída, la desesperación, el dolor y la pérdida. Debes estar ahí abajo para vivir la catarsis. Para que te cale los huesos y sea parte de ti.

¿Realmente podemos separarnos de lo que nos atrapa?

En cuanto a los personajes creo que podemos presumir de encontrarnos historias muy elaboradas y complejas, es como si no se conformaran con estar relegados a un segundo plano y todos tuvieran algo que decir. Y para mí es esencial poder conectar con los personajes, que sean creíbles, por lo que en este aspecto soy incapaz de poner una sola queja. Son muchos y de lo más variados, pero sus caminos están sutilmente conectados y ayudan a generar una sensación de plenitud. Hasta disfrutas cuando coinciden, o sufres al prever un peligro inminente. Pero como en todo, siempre hay algunos que despuntan por encima de otros.

Es el caso de Miguel y Helena, dos ancianos con los que resulta fácil simpatizar (Me gusta el Miguel huraño que no ha aprendido a volar, ¿Algún problema?) y a los que la vida no se lo ha puesto nada fácil. También sentí debilidad por Yasmina, un personaje joven que cumple todas las cualidades para ser la cabeza de turco a la que todos señalan con el dedo, juzgan, acusan, discriminan. Pero si hay alguien que logra robarse el protagonismo es indudablemente Marqués, el estrambótico amigo de Helena y la lucha interna con la que carga, el peso de intentar encajar en el mundo.

Ya no existe la inmortalidad. Todo dura un segundo; una exclamación y se pasa a otra cosa. Soy de otro tiempo, lady. Cuando los sueños se construían muy despacio y uno no se desesperaba al verlos caer. Simplemente recomponía los pedazos y volvía a empezar con una paciencia infinita. No los cambiaba por otros sin más.

Aún así la novela es mucho más que una historia y personajes para el recuerdo, ya que no se esconde a la hora de mostrar el lado más amargo de la sociedad. Desde el maltrato al racismo, soledad, la sociedad de clases, la presión política y religiosa... y sobretodo una imagen muy digna de la vejez, donde nadie se ha venido a menos ni ha dejado de soñar. Llamadlo crítica, llamadlo reflejo.

'Por encima de la lluvia' no es una novela sobre derrotas, sino más bien redentora. Nos habla del amor más sincero de todos, de personas comunes que se vuelven extraordinarias. Hace falta verdadero talento para encajar todas las piezas y darnos un regalo tan bien estructurado como es ésta novela, con tanto que decir, tan bella, tan dura. Tan necesaria.