"Mientras su madre muere de cáncer en una ciudad del norte, la narradora hace el amor con una mujer en un hotel de Barcelona. Tiene un vuelo para visitar a su madre la mañana siguiente, pero ya llegará tarde. Poco despues, su amante desaparece de forma brusca y definitiva. Cuando su pareja vuelve de Londres para instalarse con ella en un pequeño apartamento junto al mar, esta intenta ser la calma que sostenga la angustia de un cuerpo que llora a una madre y anhela a una amante."
Todos mis amores han tenido en común cierta tendencia melancólica. Creo que no lo había pensado hasta ahora. Esa profundidad tocada por el dolor en el reverso de todas las cosas. Desde ahí no se ama nunca superficialmente. La tristeza pausada, no rabiosa o vengativa, da sensibilidad, sabiduría.
Temo ser un silencio devastado, una pasión sumida en un luto raro lleno de pasadizos y espejos. Temo sonar ridícula si utilizo estas palabras para contarlo.
Gracias por la reseña. Tomo nota Te mando un beso.
ResponderEliminarHola Meg, aunque no sea triste, ni tampoco incomode, no me suelen agradar este tipo de lecturas. Pero gracias por traérnoslo, igual algún día...
ResponderEliminarUn besazo enorme.